10 dic 2011

CARACTERÍSTICAS GEOLÓGICAS Y GEOGRÁFICAS GENERALES

Características geológicas generales
Las Cordilleras Béticas, a las que pertecene la Sierra de Estepa, constituyen el conjunto más meridional de las Cadenas Alpinas europeas. El límite norte de esta gran unidad estructural lo constituyen los materiales de la Depresión del Guadalquivir en el oeste, y los de la Meseta y la Cordillera Ibérica en el este. Por el suroeste se continúan con el Rift africano a través del Estrecho de Gibraltar. Tradicionalmente se han distinguido dos conjuntos netamente distintos en cuanto a sus caracteres estratigráficos, estructurales y metamórficos:
Ø Zonas Internas: Afloran en la parte más meridional, formadas por materiales paleozoicos y triásicos, aunque sin descartar la presencia de materiales precámbricos.
Ø Zonas Externas: Afloran en la zona más septentrional de las Béticas, constituyendo la cobertera sedimentaria del margen sudibérico, con materiales desde el Triásico al Mioceno Inferior. Esta cobertera fue plegada y despegada de su zócalo a partir del nivel triásico, con pliegues, cabalgamientos y mantos de corrimiento vergentes al Norte. El zócalo se encuentra a una profundidad de unos 3 ó 4 Km. y, aunque no aflora en ningún punto, se conoce por datos de prospección sísmica que es la prolongación meridional del Macizo Hercínico. Se subdividen en dos grandes Unidades:
- Prebético: situado más al norte. Sería la parte del margen continental más próxima al antiguo continente (Sierras de Cazorla y Segura).
- Subbético: unidades más alejadas del continente, caracterizadas, a partir del Lías, por el predominio de facies más pelágicas. En Sevilla, los materiales alpinos pertenecen al Dominio Subbético.


El Subbético en la provincia de Sevilla
Los materiales que alcanzan mayor representación pertenecen al Triásico que presenta facies similares en todo el Subbético, caracterizado por la abundancia de margas y arcillas (germánico-andaluz). El establecimiento de la estratigrafía y la datación de los materiales se ve dificultada por la intensidad de los procesos de deformación alpinos.
Así, se considera Triásico indiferenciado a un conjunto constituido por margas rojizas y arcillas de tonos abigarrados, con abundantes sales y yesos que le confieren gran plasticidad, areniscas, calizas y ofitas. Son frecuentes los fenómenos halocinéticos que provocan una disposición caótica.
Los materiales calcáreos se asemejan a las facies Muschelkalk del Triásico germánico. Son, en su mayoría, calizas micríticas, oscuras y tableadas, que aparecen frecuentemente dolomitizadas y brechificadas. No presentan fauna y cuando lo hacen es indeterminable. Corresponden a una sedimentación de plataforma somera, en medio salino y restringido.

Las ofitas son rocas subvolcánicas, es decir, solidificadas a escasa profundidad, por lo que presentan características intermedias entre plutónicas y volcánicas lávicas. Se caracterizan por tener texturas especiales que no se dan en otros grupos de rocas ígneas. Presentan composición basáltica, compuestas por plagioclasas y piroxenos como minerales principales.
Aunque son muy abundantes en el Triásico, se presentan en afloramientos de escasas dimensiones intensamente deformadas y brechificadas. Se emplazan en afloramientos aislados, de contorno subcircular y morfología alomada, generalmente subyacentes bajo dolomías y calizas. La observación de los materiales triásicos se realizará en el área de Morón de la Frontera.
A partir del Jurásico se produce una fracturación de la plataforma, y se individualizan diferentes dominios paleogeográficos con distinta subsidencia: surcos y umbrales. En los primeros se depositan margas, calizas con sílex, radiolaritas, turbiditas calcáreas, etc., mientras que en los segundos se depositan calizas pelágicas, a veces en facies “ammonitico rosso”, poco potentes. A partir del Cretácico Medio-Superior la cuenca vuelve a presentar homogeneidad en cuanto al depósito, con la aparición de facies pelágicas margosas.


El Subbético Externo corresponde a un umbral, y los materiales constituyentes serán estudiados en el área de Estepa. El Jurásico comienza con un tramo calizo dolomitizado, al que sigue una potente serie de calizas micríticas y oolíticas, sobre las que aparecen unos niveles de calizas nodulosas y brechoides en facies “ammonitico rosso”. El Cretácico está formado por margas blancas y grises y margocalizas, sobre las que se disponen discordantes los materiales del Mioceno Superior de la Depresión del Guadalquivir.


J.M. Castro y P.A. Ruiz-Ortiz, ambos pertenecientes al Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de Ciencias Experimentales de Jaén, publicaron en 1991 un estudio sobre un nivel condensado con estromatolitos pelágicos (es decir, aquellos estromatolitos formados por poblaciones bacterianas en zonas alejadas de la costa) en el Cretácico en la Sierra de Estepa. (Para ir al post, pincha aquí)








Formaciones paraautóctonas del Terciario
Estas formaciones están constituidas por margas, margocalizas, arcillas y arenas blancas, denominadas “Moronitas” o “Albarizas” por su color claro. La moronita propiamente dicha es una marga blanco-amarillenta o gris, ligera, silícea y con abundantes restos de radiolarios y diatomeas, que no está presente en todos los afloramientos de albarizas. Presentan edades comprendidas entre el Aquitaniense y el Tortoniense (Mioceno). En general, aparecen suprayacentes y discordantes sobre los depósitos olistostrómicos, aunque en general esto es difícil de apreciar, ya que han sido mecanizados como consecuencia del avance del Olistostroma, que los desplaza consigo.


Minerales y rocas industriales
Ø Yesos: Las formaciones de yeso son, sin duda, las rocas evaporíticas más extensamente repartidas en la superficie de nuestro país. El yeso es sulfato cálcico hidratado CaSO4.2H20. La propiedad fundamental, que permite su uso en la construcción, es la de poder perder las 3/4 partes de su agua de composición en la calcinación a 120-125ºC, con la obtención de hemihidrato o “basanita”, que a su vez tiene la propiedad de rehidratarse a temperatura ambiente. Las aplicaciones del yeso son muy variadas, ya sea calcinado o en crudo:
  • Construcción como yeso calcinado (albañilería, recubrimientos, aglomerante, estucos...) o como yeso crudo (retardador del fraguado de algunos cementos).
  • Agricultura como yeso crudo (corrector de suelos, fertilizante, mejora de abonos).
  • Industria química (obtención de azufre y ácido sulfúrico) y en la obtención de vidrio, papel, pinturas y algodón.
  • Ornamentación (talla de alabastros).
  • Medicina (escayolas y trabajos dentales)
  • Imprenta, cerámica, orfebrería, alimentación etc.
El yeso “primario” se precipita en gran cantidad de ambientes, tanto marinos como continentales. Las formaciones evaporíticas más conocidas de la Península son las del ciclo alpino, entre las que se pueden destacar las de origen marino, formadas en la extensa plataforma triásica durante el Muschelkalk y el Keuper.

Ø Calizas: Las calizas son rocas monominerálicas, compuestas casi exclusivamente por carbonato cálcico, pero con gran variedad de texturas y diverso origen (orgánico e inorgánico). Los componentes principales de las calizas son los ortoquímicos (precipitación química directa en la cuenca de sedimentación): micrita (5 micras) y esparita (15 micras), y los aloquímicos (granos carbonatados formados en la misma cuenca en la que se origina el depósito): fósiles o bioclastos, oolitos (agregados concéntricos de erigen inorgánico), e intraclastos (fragmentos de carbonatos removidos en la misma cuenca).
Los oolitos y ooides son partículas subesféricas, de diámetro inferior a 2 mm, constituidas por micrita y/o esparita dispuesta en capas concéntricas en torno a un núcleo clástico, que puede ser un terrígeno u otro aloquímico cualquiera. Además de la textura concéntrica puede superponerse una textura radial. Los pisolitos presentan más de 2 mm. de diámetro. Los oncolitos son de origen orgánico (algas). Cuando no se reconoce el origen orgánico e inorgánico se denominan genéricamente ooides.
Las calizas presentan diverso interés industrial y económico. Constituyen la materia prima esencial del cemento (75-90% del crudo), y se utilizan tradicionalmente para la obtención de cales. Además se utilizan como áridos y como rocas ornamentales. A pesar de tener una calidad ornamental inferior a la de los mármoles, las calizas constituyen la gran reserva de rocas ornamentales de nuestro país. En general son rocas de gran calidad y dureza que toman pulimento con gran facilidad. Su vistosidad depende de su coloración y textura y se aprecian, en general, las calizas fosilíferas, oolíticas o pisolíticas.
Al ser este tipo de rocas el más común en la comarca y la explotada por las canteras, encontrarás un post más abajo acerca de la clasificación, los usos y los tipos de roca caliza existente. (Para ir al post pincha aquí)


Ø Ofitas: El interés industrial de estas rocas es, fundamentalmente, su utilización como áridos. Los áridos son materiales diversa granulometría y composición, resultantes de la fragmentación natural o artificial de las rocas. Áridos naturales son aquellos que se emplean tal y como se encuentran, y que sólo requieren el lavado y cribado. Los principales áridos naturales son las gravas y arenas, en general de depósitos fluviales, eólicos o costeros.
Áridos de machaqueo son aquellos que necesitan una importante elaboración para su utilización. El caso mas general es el de material de cantera que necesita ser machacado para conseguir la granulometría adecuada. Pueden utilizarse como áridos de machaqueo numerosos tipos de rocas: sedimentarias (calizas, dolomías, grauvacas...), ígneas (granitos s.l., basaltos, pórfidos...) y metamórficas (cuarcitas, pizarras, anfibolitas...). Los áridos artificiales son aquellos que provienen de desechos industriales, generalmente escorias y arcillas especialmente calcinadas. Los áridos se utilizan en construcción y para la elaboración de hormigones.
Las ofitas se emplean también como corrector del crudo de cemento, aportando alúmina y sílice, mejorando el rendimiento, cocción y la resistencia a las aguas sulfatadas, por lo que se utiliza en cementos y hormigones de obras hidráulicas. (Para saber más de las ofitas, pincha aquí)


Ø Moronitas: Moronita es un nombre local para denominar a las diatomitas, rocas sedimentarias silíceas formadas por frústulas de diatomeas y otros restos de esponjas, radiolarios y silicoflagelados, junto con carbonatos y arcillas. Las propiedades físicas que justifican su uso industrial son: peso ligero, alta porosidad, color blanco (según impurezas), baja conductividad de calor, capacidad absorbente que aumenta al calcinarse, friabilidad y dureza de 4 a 6 en la escala de Mohs.
La diatomita natural se utiliza como filtro, carga en papel o pintura, aislante, absorbente... etc. Las calcinadas principalmente como filtros en la clarificación y purificación de líquidos, en procesos químicos y metalúrgicos, farmacéuticos, etc.
Las diatomitas de la Cuenca del Guadalquivir, formadas en zonas de plataforma con gran proliferación de diatomeas debidas a la existencia de corrientes del Atlántico, constituyen la formación diatomítica más importante de España, sin embargo incluyen proporciones variables de contaminantes (terrígenos, arcillas, foraminíferos... etc.) y grandes variaciones laterales y verticales, lo que motiva explotaciones muy locales. (Para saber más de las diatomitas, pincha aquí)

CALIZAS: CLASIFICACIÓN, USOS Y TIPOS

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Clase: Sedimentaria carbonatada bioquímica y /o química.




Descripción:
Roca sedimentaria compuesta en más de un 90% por carbonato cálcico. Esta rocas pueden estar formadas por:

- Terrígenos: granos procedentes de fuera de la cuenca sedimentaría, carbonatadas o no, que deben suponer menos del 50 % del total de la roca (si no es así serían rocas detríticas).
- Aloquímicos: Granos formados en la misma cuenca: fragmentos de otras rocas carbonatadas (Intraclastos), oolitos, pelets, pisolitos, oncolitos, o conchas, caparazones y otros restos carbonatados de fósiles.
- Ortoquímicos: Cemento carbonatado que une entre si los anteriores componentes de la caliza, se divide en micrita (de 1 a 10 micras) y esparita (cristales de más de 10 micras).
Este tipo de rocas puede presentar un aspecto muy variable, pero todas ellas se caracterizan por ser rocas de aspecto pétreo (duro), efervecer fuertemente con ácido clorhídrico en frió al 10 % y presentar fracturas más o menos concoides. Así mismo es común que tengan fósiles, aunque éstosno sean visibles a simple vista (microfósiles).

Ambiente de formación:
La precipitación del carbonato cálcico con la intervención del agua en un proceso inorgánico y/o bioquímico. El calcio proviene de la meteorización de minerales que lo contienen (piroxenos, anfíboles o plagioclasa) que, junto al anhídrido carbónico de la atmósfera, de lugar a la reacción siguiente que depende de la presión y temperatura:
Ca(CO3H)2 CaCO3 + H2O + CO2
Pero la mayor parte de calizas proceden de la intervención de organismos que toman de las aguas los elementos para formar sus conchas y caparazones (corales, algas, foraminíferos, etc.). Al morir, se produce una acumulación de estas partes que se unen por un cemento calcáreo, generado a la vez que la sedimentación o por procesos diagenéticos.
Debido a que la disolución del carbonato se acelera al aumentar la presión y disminuir la temperatura, en cuencas oceánicas profundas no se forman calizas. Por ello las grandes acumulaciones de calizas se han formado en el mar, pero en plataformas continentales, en aguas cálidas y alejadas de zonas emergidas que puedan aportar sedimentos detríticos. En ambientes continentales el medio sedimentario típico son los lagos, aunque también existen extensas formaciones calcáreas asociadas a suelos (costras calizas), surgencias de agua (travertinos) y cuevas cársticas.
Estos procesos de formación de calizas, entre otros, han originado a lo largo de millones de años, el empobrecimiento del CO2 de la atmósfera e hidrosfera primigenias del planeta Tierra y su enriquecimiento en oxígeno. La fijación del CO2 en las rocas, sobre todo por algas verde-azuladas que originaron unas estructuras sedimentarias calcáreas llamadas estromatolitos, y la liberación de oxígeno hizo que, en el Precámbrico superior, los seres vivos se tuvieran que adaptar a este nuevo componente. Muchos de ellos no lo consiguieron y se extinguieron, lo que supuso seguramente la primera extinción en masa de la historia de la Tierra.

Usos:

Las calizas son las rocas que actualmente más se explotan en la región, siendo su principal aprovechamiento la obtención de áridos para soleras y hormigones, o de piedra de mampostería y rocas ornamentales, que se comercializan tanto dentro como fuera de la región (en la construcción se conocen como mármoles , aunque los geólogos solo utilizan este nombre para rocas carbonatadas metamórficas), aunque también se utilizan en la industria alimentaria, como para blanquear la leche debido al calcio.


Principales tipos de calizas:
Existen diferentes tipos de calizas, más de una docena, en función de la naturaleza y génesis de sus componentes, dado lo árido que puede ser su clasificación y lo específica que es su terminología se citan los nombres más comunes y divulgativos, así podemos hablar de:
Ø Calizas fosilíferas: Calizas compuestas por un elevado porcentaje de restos carbonatados de seres vivos (fósiles), cementados por carbonato cálcico como son: las calizas nummulíticas del Paleoceno o las calizas arrecifales de las cuencas terciarias.















Ø Calizas bioclásticas: Son calizas formadas, mayoritariamente, por fragmentos carbonatados de fósiles. Realmente son calizas fosilíferas cuyos fósiles están muy fragmentados. Son muy abundantes en el Terciario de la región.

Ø
Lumaquelas o coquina: Roca de grano grueso formada esencialmente por la acumulación de conchas o fragmentos de éstas. Son calizas fosilíferas con predominio de conchas de bivalvos, aunque por extensión se llega a aplicar a la acumulación de restos de otros organismos (lumaquela de gasterópodos, lumaquela de nummulites = caliza nummulítica), aunque las lumaquelas suelen estar menos cementadas y por ello son muy porosas.












Ø Calizas nodulosas rojas: Rocas carbonatadas de color rojizo, con estructura nodular, originada por un intenso proceso de bioturbación sobre fangos micríticos calcáreos. Suelen contener gran abundancia de restos de ammonoideos y belemnites. Se les conoce también como ammonítico rosso y se formaron en altos fondos marinos alejados del continente emergido durante el Jurásico (umbrales). Poseen un elevado interés comercial (rojo Caravaca, el rojo Cehegín, el gris Cehegín, el Cehegín médium y el rojo Quipar) y científico por su contenido paleontológico.
Ø
Calizas oolíticas: Calizas compuestas fundamentalmente por oolitos, que son granos esféricos de carbonato cálcico de origen inorgánico, con estructura concéntrica. Se formaron en medios marinos cálidos y poco profundos (plataformas carbonatadas).


Ø Calizas lacustres: Calizas formadas por la precipitación de carbonato cálcico en medios lacustres. Suelen tener coloraciones claras con tonos grisáceos, pardos o rosados. Se caracterizan por presentar numerosas oquedades originadas por el escape de gases, pero a su vez son muy resistentes. En ellas pueden existir restos de gasterópodos de agua dulce o pulmonados (calizas lacustres de Moratalla), bioturbaciones originadas por raíces (calizas lacustres de Mula) o de oncolitos (calizas lacustres de Caravaca), que son estructuras redondeadas y concéntricas originadas por el crecimiento de algas verde-azuladas o cianobacterias.















OFITAS: RECONOCIMIENTO Y USOS

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Cómo reconocerlas
Las ofitas son rocas subvolcánicas holocristalinas, ya que sus componentes han tenido tiempo para cristalizar. Su composición es básica, con textura ofítica de cristales de piroxenos que engloban a cristales tabulares de plagioclasa o diabásica, constituida por un entramado de cristales tabulares de plagioclasa de color claro, cuyos huecos están ocupados por cristales de piroxenos que pueden estar alterados a anfíboles, de colores oscuros: azulados o verdosos. También suelen contener cantidades menores de feldespato potásico y olivino.
Son rocas de color oscuro, normalmente verdes, cuyas superficies alteradas presentan tonalidades rojizas por los óxidos de hierro, liberados al descomponerse los minerales ferromagnesianos (piroxenos o anfíboles). Algunos afloramientos aparecen asociados a mineralizaciones de oligisto o de magnetita. El aspecto de su superficie, cuando ésta está poco alterada recuerda a la piel de algunos reptiles por lo que se las bautizó con este nombre (ofitas de ofidio). Algunos geólogos a las diabasas suelen denominarlas como doleritas.
Ambiente de formación

Su origen está relacionado con la fracturación y separación del Pangea durante el Triásico, que facilitó el ascenso de magmas básicos procedentes del manto. Al ser rocas tan antiguas, se conserva fundamentalmente el relleno de los conductos de ascenso del magma, aunque se han preservado algunas coladas y emisiones submarinas.
Han sufrido hidrotermalismo alpino, por lo que en sus fracturas han cristalizado numerosos minerales hidrotermales (prehenita, titanita, anfíboles, clorita, epidota, granates, cuarzo, calcita, oligisto especular, etc.). Los afloramientos existentes en las Zonas Internas han sufrido también procesos de metamorfismo regional por lo que aparecen bajo la denominación de metabasitas.


Usos
Comercialmente se denominan pórfidos y se utilizan como áridos para el asfaltado de carreteras, pavimentación de vías de ferrocarril, etc.






















DIATOMITAS: PROPIEDADES Y USOS

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La diatomita es una roca silícica y sedimentaria de origen biogénico, compuesta por esqueletos fosilizados de las frústulas de las diatomeas.
Se forma por la acumulación sedimentaria de los esqueletos microscópicos de algas unicelulares y acuáticas. Está compuesta de esqueletos opalinos fosilizados de la diatomea. Los esqueletos se componen de la sílice amorfa.
La diatomita se forma por la acumulación sedimentaria hasta formar grandes depósitos con un grosor suficiente para tener un potencial comercial.





Propiedades físicas:
Ø      Aspecto macroscópico: Roca purulenta, fina y porosa con aspecto margoso.
Ø      Color por lo regular blanco brillante (en el caso de alta pureza). Pueden estar coloreadas de blanco (calcinado con fundente), rosa (calcinado) o gris (sin calcinar).
Ø      Alta porosidad
Ø      Volumen de muy baja densidad
Ø      Capacidad muy alta para absorber líquidos
Ø      Capacidad abrasiva suave
Ø      Conductividad térmica muy baja
Ø      Alta resistencia a la temperatura
Ø      Punto de fusión entre 1400°C a 1750°C
Ø      Peso específico 2.0 (la calcinación la incrementa a 2.3)
Ø      Área superficial 10 a 30 m2/g (la calcinación la reduce a 0.5 a 5 m2/g)
Ø      Índice de refracción 1.4 a 1.46 (la calcinación la incrementa a 1.49)
Ø      Dureza (Mohs) 4.5 a 5 (la calcinación la incrementa a 5.5 a 6)
Ø      Químicamente inerte.
Ø      El porcentaje de humedad varía de acuerdo al depósito (entre 10% hasta un 60%)
 


Principales usos

- Filtro-ayuda. La mayor demanda de filtro ayuda se da en la industria de la bebida en general, principalmente en la industria cervecera. De acuerdo a su proceso de elaboración, en general se ofrecen tres grupos con diferentes tamaños de partículas y aplicaciones:
·        Natural. Sus aplicaciones son en la industria de la cerveza, metales preciosos, vinos, separación de sólidos ultramicroscópicos, etc. Brinda mayor claridad en el líquido filtrado así como menor flujo.
·        Calcinados. Sus aplicaciones son en los extractos alcohólicos, cerveza, sidra, jugos de frutas en general, adhesivos, productos farmacéuticos, jarabes, tratamiento de agua, vino, levadura, antibióticos, etc.
·        Calcinados con fundente. Sus aplicaciones son en los aceites vegetales y grasas animales, químicos orgánicos e inorgánicos, aceite para corte de metales, solvente para limpieza en seco, colorantes y pinturas, aceites lubricantes, glucosa, lacas y barnices, jabón, maltosa, pectina, adhesivos, caseína, ésteres de celulosa, sidra, dextrina, grasas, gomas sintéticas, mosto de cerveza, etc.
- Carga funcional. Sus aplicaciones son en mayor medida en la industria de la pintura y del plástico. En la industria de la pintura la diatomita es un eficiente extendedor de pigmentos y agentes mateantes. Con su infinita variedad de formas, las diatomeas se entrelazan con la película de la pintura, dándole mayor tenacidad y mejores propiedades de lijado. Sus formas microscópicas irregulares, al difundir la luz, permiten controlar el grado de brillo al nivel deseado.
- La porosa estructura de las diatomeas reduce la tendencia a la formación de ampollas y asegura al mismo tiempo un secado más rápido debido a la mejor evaporación de los solventes.
- Es materia prima importante en productos para limpieza y pulimento; en la industria del hule se utiliza en hules naturales y sintéticos para la elaboración de neumáticos, suelas, tacones, rodillos, guantes, empaquetaduras, etc.



Principal fuente de diatomita
La oferta principal de diatomita está concentrada por el corporativo internacional ubicado en el estado de Jalisco. Su producción se dirige a la fabricación de filtro ayuda en un 60% a 70% en promedio, la producción restante es usada como carga funcional principalmente en la industria de la pintura y plástico.
La principal empresa productora de diatomita genera el 99.9% de la producción nacional, con una reducida presencia (0.1%) de pequeñas beneficiadoras.
La empresa líder se localiza en el municipio de Zacoalco de Torres, Jalisco; está integrada verticalmente, es decir, comprende los procesos de explotación, beneficio (incluyendo la calcinación) y comercialización. Cuenta con los más grandes yacimientos del país y, por su gran capacidad de producción, puede abastecer el mercado nacional. Establece su liderazgo en términos de calidad y disponibilidad de productos, presenta los precios más elevados pero cuenta con la mayor variedad de presentaciones, además de brindar asistencia técnica a sus clientes. Es la única empresa que ofrece diatomita calcinada y mantiene una utilización total de su capacidad productiva. Está conformada de capital 100% extranjero y gran parte de su producción se dirige a la exportación.


 Existen ejidos de diatomita que abastecen a pequeñas empresas beneficiadoras y comercializadoras de minerales, cuyos procesos se limitan a la trituración y molienda del mineral. Satisfacen una pequeña parte del mercado, sus ventas son sólo locales, carecen de mercados alternativos de exportación y adolecen de variedad de productos y marcas establecidas en el mercado.
A pesar de existir un gran número de yacimientos de diatomita en el país, son pocos los que están en explotación. En los últimos tres años los pequeños mineros han ido desapareciendo por el control del mercado por parte de la empresa líder.

NIVEL CONDENSADO CON ESTROMATOLITOS PELÁGICOS EN EL CRETÁCICO DE LA SIERRA DE ESTEPA (SUBBÉTICO EXTERNO, PROV. DE SEVILLA)

Resumen

Se ha establecido la estratigrafía detallada de un nivel condensado pelágico de 25 cm. de espesor, constituido esencialmente por micrita con foraminíferos planctónicos y estromatolitos pelágicos. Está delimitado, en su muro por una discontinuidad de edad intravalangniense, y en su techo por una paraconformidad de edad Coniaciense superior o Santoniense basal. Lateralmente, en áreas donde no existe el nivel condensado, las dos discontinuidades citadas pueden encontrarse yuxtapuestas. El nivel condensado estudiado es el único registro existente del intervalo Valanginiense superior - Santoniense basal en buena parte de la Sierra de Estepa (Subbético Externo). En su formación se pueden distinguir tres fases bien diferenciadas:
1) Crecimiento de estromatolitos pelágicos, con distintas morfologías, probablemente en relación con la actividad vital de bacterias y una tasa de sedimentación muy baja o nula; esta fase se desarrolló probablemente durante el Aptiense superior Cenomaniense medio.
2) Episodio de erosión, exposición submarina, glauconitización y emersión con cementación vadosa, desarrollada durante el Cenomaniense medio.
3) Nueva fase de sedimentación muy reducida dominada por micritas pelágicas, desarrollada durante el Cenomaniense medio - Satoniense basal.
Las dos etapas de depósito durante las que se configuró el nivel condensado pueden corresponder a sendas secuencias (o supersecuencias) deposicionales, separadas por una discontinuidad de edad Cenomaniense medio. En un contexto paleogeográfico de umbral pelágico, sometido a unas condiciones oceanográficas particulares, en las que destacaría una intensa actividad de corrientes submarinas que barrían el fondo del umbral, la secuencia condensada no sería ya una parte del registro de una secuencia deposicional sino toda la representación existente de la misma.

1. Introducción
Los estromatolitos pelágicos, a menudo fosfatados o ferruginizados, constituyen un rasgo propio de secciones y niveles condensados en umbrales pelágicos (Vera, 1989). En los últimos años se ha comprobado su presencia en las Zonas Externas de las Cordilleras Béticas a distintas alturas estratigráficas, y siempre en un contexto de umbral pelágico (González-Donoso et al., 1983; García-Cervigón et al., 1986-87; Martín-Algarra, 1987, y Martín-Algarra y Vera (en prensa), Castro, 1990, entre otros). El estudio de este tipo de sedimentos ha cobrado un gran interés, dada su estrecha relación con los cambios relativos del nivel del mar. En este sentido, han resultado ser unos buenos “marcadores paleogeográficos”, ya que se suelen situar en altos submarinos, sobre superficies de discontinuidad, señalando el inicio de ciclos transgresivos (Vera, 1989).
En las áreas de cuenca con sedimentación marina pelágica, las oscilaciones del nivel del mar no dejan a menudo rasgos característicos en el registro sedimentario que permita posteriormente su identificación. En estos ámbitos alejados del continente, los umbrales pelágicos (en el sentido de García-Hernández et al., 1988), zonas con menos profundidad, son precisamente áreas donde suelen quedar mejor registradas dichas oscilaciones, lo que permite la correlación con las zonas marginales de la cuenca. No obstante el registro de las secuencias deposicionales en los dominios de umbral pelágico, suele ser diferente del clásicamente conocido (Van Wagoner et al., 1988) desarrollado en el margen de la cuenca.
En este trabajo se presenta el estudio de un novel condensado, constituido por micrita con foraminíferos planctónicos y estromatolitos pelágicos, cuya composición se ha estudiado con cierto detalle, y, en menor proporción, por materiales glauconíticos. Este nivel condensado, cuya edad está comprendida entre el Aptiense superior o Albiense inferior y el Coniaciense superior o Santoniense basal, está delimitado por discontinuidades estratigráficas que lateralmente llegan a superponerse. El nivel condensado constituye por tanto el único registro de las secuencias deposicionales desarrolladas durante todo el intervalo de tiempo que él mismo abarca. Paleogeográficamente se ubica en el dominio Subbético Externo. Esto le confiere un interés adicional, ya que este dominio, constituido como un umbral pelágico desde mediados del Jurásico, comenzó a ganar profundidad a partir del Berriasiense superior y a recibir una sedimentación generalmente de tipo margoso. No obstante, aún perduraron numerosas irregularidades en el fondo, en las que tuvieron lugar interrupciones sedimentarias sobre todo durante el Cretácico post-Hauteriviense (García-Hernández et al., 1982; Molina, 1987). El área de estudio de este trabajo es una de esas irregularidades, controlada tectónicamente (Castro, 1990).





2. Metodología
Además de los métodos clásicos de la Estratigrafía de campo, se han utilizado en el laboratorio distintos métodos y técnicas especialmente orientados al análisis de la morfología, textura y composición de los estromatolitos pelágicos.
Para el análisis morfológico, además de los datos de campo, se ha dispuesto de muestras de mano convenientemente cortadas y pulidas así como láminas delgadas que se han estudiado con el microscopio petrográfico. Con este último instrumento se ha completado también el análisis textural. La posible presencia de filamentos de origen bacteriano, conservados como restos fósiles en algunas de las láminas que componen los estromatolitos pelágicos, se ha investigado utilizando un microscopio electrónico de barrido (SEM) marca Zeiss, modelo DSM 950, de los Servicios Técnicos de la Universidad de Granada.
La composición mineralógica se ha determinado mediante el análisis por difracción de rayos-x de tres muestras de estromatolitos pelágicos, utilizando un difractómetro Philips PW-1710, dotado de rendija automática y toma de datos computerizada, existente en el Departamento de Mineralogía y Petrología de la Universidad de Granada; la radiación utilizada fue la del Cu Kα y la velocidad de la exploración de 6.º/min. La cantidad total de PO4 y de Fe2O3 en dos muestras distintas de estromatolitos pelágicos, previamente pulverizadas y homogenizadas se ha determinado mediante espectrofotometría siguiendo el método de Shapiro y Brannock (1962). Se ha utilizado un espectrómetro marca GBC, modelo 911, del Departamento de Química Analítica de la Facultad de Ciencias Experimentales de Jaén. El análisis de la composición de distintas bandas que constituyen los estromatolitos pelágicos se ha acometido utilizando una microsonda (BSE) marca Cameca, modelo SX-50 de los Servicios Técnicos de la Universidad de Granada; la corriente de sonda utilizada fue de 20 µA. Con ella se han estudiado dos probetas pulidas de estromatolitos pelágicos y se han realizado perfiles de abundancia relativa de Ca, P, F e Fe.

3. Síntesis estratigráfica de la Sierra de Estepa y sectores adyacentes
En los alrededores de Estepa (provincia de Sevilla) existen una serie de elevaciones que en conjunto reciben el nombre de Sierras de Estepa. De ellas, la ubicada junto a la localidad citada y cuyo nombre particular es el de Sierra de Becerrero se suele denominar Sierra de Estepa en sentido estricto (Cruz-Sanjulián, 1974; Castro, 1990). Se trata de un macizo calizo donde afloran esencialmente términos jurásicos (Fig. 1A).
La serie jurásica (Fig. 1B) comienza con unas dolomías que han sido atribuidas al Dogger (Castro, 1990), aunque no se descarta que en ellas se incluya el Lias o parte del mismo (Cruz-Sanjulián 1974). Sobre él se dispone una potente serie de calizas de plataforma somera entre las que destacan las facies oolíticas con corales (Fm. Camarena; Molina, 1987), cuyo techo es una importante discontinuidad que ha sido datada a nivel regional como límite Bathoniense medio-superior (Molina, 1987; Castro et al., 1990). Sobre esta última se sitúa un conjunto de calizas rojas y nodulosas (facies Ammonítico Rosso; Fm. Ammonítico Rosso Superior, Molina, 1987) que abarcan hasta el Valanginiense inferior. El techo de las calizas rojas y nodulosas es una discontinuidad que aparece como una superficie karstificada, con diques neptúnicos. Sobre ella, la representación existente del resto del Cretácico es muy desigual en cuanto a su edad y facies, aunque siempre poco potente. En algunos puntos se encuentran sólo algunos metros de margas con Hedbergellas (Cretácico Inferior post-Hauteriviense), sobre los que se sitúan las calizas y margas del Senoniense (Fm. Capas Rojas, Comas et al., 1982); en otros puntos aparece un nivel condensado de 25 cm de potencia que es objeto de este trabajo, e incluso hay afloramientos en que la Fm. Capas Rojas se dispone directamente sobre la Fm. Ammonítico Rosso Superior o bien rellena diques neptúnicos en el seno de esta última.
Por el contrario, al norte de la localidad de Estepa y de la Sierra del mismo nombre, aflora una potente serie cretácica (Fig. 1) cuyo sustrato jurásico es probablemente del mismo tipo de facies que el anteriormente descrito, aunque el contacto entre ambos conjuntos litológicos, cuando aflora, es siempre de tipo mecánico. En este sector septentrional se pueden identificar dentro del Cretácico, de más antiguo a más moderno, los siguientes términos (Fig. 1B): unos 400 m. de calizas margosas y margas de la Fm. Carretero (Comas et al., 1982), que en este sector abarca desde el Valanginiense superior al Albiense superior (Castro, 1990), y en cuya parte alta se observan slumps e intercalaciones de bloques de calizas oolíticas con corales, idénticas a las de la Fm. Camarena (Jurásico medio) antes citadas; 7m de calizas margosas y margas con sílex de color negro y algunas intercalaciones de margas oscuras que pasan a un conjunto de 250 m. de potencia constituido por calizas y margas de colores asalmonados de la FM. Capas Rojas, de edad Cenomaniense-Paleoceno.
El contraste en el desarrollo de la sedimentación cretácica en la Sierra de Estepa y al norte de la misma, se ha relacionado (Castro, 1990) con la existencia de una fractura activa durante el Cretácico Inferior y parte del Cretácico Superior. Los eventos y procesos que acaecieron durante este tiempo en el área de la Sierra de Estepa, han quedad registrados en el nivel condensado del que se ocupa este trabajo.

4. Características del nivel condensado
4.1. Rasgos generales y subdivisiones internas

Se trata de un nivel de unos 25 cm de espesor, frecuentemente brechificado. Sus mejores afloramientos se sitúan en el borde meridional de la Sierra de Estepa, en una pequeña cantera a unos 3 Km. al este de la localidad de Gilena. Su reducida potencia lo hace difícil de detectar en superficie, si bien se estima que es muy discontinuo lateralmente, de tal forma que en tan solo unos 20 m. puede desaparecer alguno de los tramos que lo constituyen y que posteriormente se describen. Su litología es eminentemente calcárea, se sitúa sobre una superficie karstificada de edad intravalanginiense y presenta coloraciones pardas, verdes o negras.

En este nivel condensado se pueden diferenciar dos tramos separados por un lecho brechoide de 1,5 cm de potencia (Fig. 1B y 2). En el tramo inferior, de 14 cm de potencia, son abundantes los estromatolitos pelágicos y los clastos procedentes de la Fm. Ammonítico Rosso infrayacente (Fig.2). El tramo superior, de 10 cm de potencia, es de naturaleza micrítica con foraminíferos planctónicos y en su parte inferior abundan las grietas rellenas por materiales ferruginosos. Las características de detalle de las facies y microfacies que componen cada uno de estos tramos, así como el lecho intermedio que los separa, se describen en el siguiente apartado.

4.2. Facies y microfacies

Ø      Tramo inferior

El rasgo más característico y significativo de este tramo es la presencia de estromatolitos pelágicos, cuya textura, estructura y composición se ha estudiado con cierto detalle. Otros constituyentes abundantes en este tramo son clastos de naturaleza micrítica, morfología irregular y tamaño centimétrico. Los clastos están ferruginizados en su periferia, presentan perforaciones y frecuentemente sustentan crecimientos estromatolíticos más desarrollados en su parte superior. Hacia la base estos clastos son de edad Berriasiense superior-Valanginiense inferior, a juzgar por su contenido en calplonellas (Calpionellopsis simplex, Calpionella alpina y Tintiopsella longa, zona D3 de Remane, 1978) (Fig. 3F). Estos elementos aparecen en el seno de una matriz micrítica, de color gris con textura de wackestone con foraminíferos planctónicos, en la que pueden llegar a ser muy abundantes los organismos bentónicos tales como crionides o foraminíferos. También se observan oquedades de formas más o menos redondeadas, con las paredes ferruginizadas, rellenas por un sedimento interno micrítico con foraminíferos planctónicos en la pared inferior, y por un cemento esparítico equidimensional en la parte superior (Figs. 2Ay 3C). Este tramo termina con un estromatolito de morfología planar, localmente brechificado.


 Estromatolitos pelágicos. Son cuerpos con tamaños muy variables que oscilan desde microscópicos hasta decimétricos. Su morfología a escala mesoscópica es también muy diversa, aunque su textura microscópica se ajusta a modelos relativamente simples (Fig. 3). En general se observa un bandeado característico constituido por bandas de colores pardos o pardo-rojizos y negros respectivamente. La alternancia de estos tipos de bandas define la laminación típica de estas construcciones (Fig. 3A). Se observan además foraminíferos encostrantes, de morfología plano-convexa, con la convexidad orientada hacia el exterior de la estructura (Fig. 3B). Pueden aparecer integrados en la estructura del estromatolito definiendo láminas, formando agrupaciones en las inflexiones de la laminación, o bien disponiéndose aislados y distribuidos al azar. En ocasiones pueden llegar a ser muy abundantes, dando a la textura un aspecto poroso característico, al definir un armazón y estar sus cámaras rellenas por esparita de aspecto límpido. A menor escala, se han detectado estructuras de morfología tubular en las láminas del estromatolito, atribuibles a filamentos de origen bacteriano (Fig. 4).


La laminación puede dar lugar a dos tipos de texturas (Krajewski, 1983):

-         Textura laminada densa: con láminas planas o sólo ligeramente onduladas. La continuidad lateral de las láminas puede ser muy grande a la escala de los estromatolitos (Fig. 3A).
-         Textura laminada laxa o microestromatolítica; con láminas muy onduladas a contorsionadas, que pueden dar lugar a una morfología arborescente. Estas láminas suelen tener una continuidad lateral muy reducida (Fig. 3D y 3E).


 A nivel macroscópico, aunque las morfologías son muy variables, se han distinguido dos tipos de microformas claramente diferenciados:

-         Macrooncoides: están formados por un núcleo micrítico y una envuelta laminada. Su tamaño medio es de 2 – 3cm., aunque puede llegar a 5 cm. (Fig. 2B). El núcleo suele ser un clasto de naturaleza micrítica con abundante fauna planctónica y con perforaciones y ferruginización en su periferia. El tamaño y la forma con muy variables, desde angulosos a redondeados, y desde microscópicos a centimétricos. Estos dos parámetros son los que condicionan la forma de la envuelta estromatolítica externa (Figs. 2A, 2B y 3F): La envuelta muestra una estructura laminada. Aunque las láminas más próximas al núcleo suelen tener una estructura laminada densa, hacia el exterior predomina netamente la textura microestromatolítica. La forma de esta envuelta en su conjunto es esférica cuando el núcleo es pequeño (diámetro menor o igual al cm.); en estos casos de ha observado que, aunque la morfología de conjunto es subcircular, se distinguen varias generaciones de crecimiento, asimétricas y con distinta orientación (Fig. 2B). Cuando los núcleos son mayores, la morfología de la envuelta resulta mucho más irregular.

-         Lechos laminados: formados por láminas de morfología planar, con algunas intercalaciones de micrita. Su continuidad lateral es de hasta varios metros, y están localmente brechificados. Su textura es laminada densa, con algunas láminas de hasta 2 Mm. de espesor

Composición: El análisis por difracción de rayos X ha revelado que los estromatolitos están constituidos por tres fases minerales dominantes: calcita, goletita y apatito. La intensidad de las difracciones características de cada una de las fases minerales citadas permite deducir un claro predominio del contenido en calcita respecto a las otras dos fases minerales presentes.

Los análisis por espectrofotometría de dos muestras de estromatolitos pelágicos previamente pulverizadas y homogenizadas arrojan los siguientes resultados en cuanto a contenido total en PO43- y a Fe2O3:


% PO43-
% Fe2O3
PH - 1
0,46
22,66
PH - 2
1,38
31,03

Los estudios llevados a cabo mediante microsonda, han permitido realizar perfiles de abundancia relativa del Ca, P, F e Fe (Fig. 5). En análisis de los mismos permite extraer conclusiones significativas. El Ca muestra su máxima abundancia en bandas de aspecto masivo y color gris claro con la microsonda, con las cuales coinciden a su vez los mínimos relativos del resto de los elementos analizados (Fig. 5). Se trata por tanto, muy probablemente, de bandas de carbonato cálcico (micrita) que al microscopio óptico aparecen con una coloración gris o parda, localmente con ligeros tintes rojizos. Estas bandas alternan con otras de color negro, con pequeñísimos cristales (tamaño del orden de la micra) de color blanco dispersos en su seno (Fig. 5). Estos pequeños cristales dan máximos de abundancia relativa de P, F y Ca, por lo que sin duda se trata de cristales de fluorapatito. El material de aspecto masivo de color negro que los rodea, donde se dan los máximos de abundancia de Fe, debe estar constituido por óxidos de hierro (goletita). Estas bandas se muestran al microscopio petrográfico con un aspecto masivo y un intenso color negro.


 Los resultados obtenidos mediante las distintas técnicas se complementan unos a otros con un alto grado de coherencia. Así, se puede concluir que los estromatolitos pelágicos estudiados están constituidos por tres fases minerales principales, clacita, gohetita y fluorapatito, distribuidas en bandas alternantes de composición calcítica y de gohetita con cristales micrométricos de fluorapatito respectivamente. El contenido total en calcita supera el 60 %, la gohetita muestra rangos de abundancia comprendidos entre el 20 y el 30 % aproximadamente, mientras que el fluorapatito constituye sólo pequeños porcentajes de la mineralogía total de las muestras. Junto a los dos tipos de bandas citadas, al microscopio petrográfico se observa un tercer tipo constituido por pequeños cristales de calcita (microesparita) que probablemente son el resultado de la recristalización de originales bandas micríticas.

Ø      Lecho brechoide intermedio

Está representado por un nivel brechoide, de un espesor aproximado de 1,5 cm., y en el cual aparecen como característica diferenciadora granos glauconitizados. Su estudio ha resultado del máximo interés: se trata de un material que se dispone sobre una superficie ligeramente irregular, erosiva a la escala del microscopio. No existe ningún tipo de ordenación interna en los granos, aunque sí la hay en la matriz, que es una micrita azoica. Esta se concentra en la parte basal del lecho (packstone), mientras que hacia el techo los espacios intergranulares están mayoritariamente ocupados por un cemento de tipo esparítico (grainstone) (Fig. 6A). Se han reconocido cementos calcíticos con morfología pendular (cementos gravitacionales, Marfil y de la Peña, 1989), principalmente ligados al contacto con el tramo superior. Litológicamente se han reconocido tres tipos de granos: estromatolíticos, micríticos y glauconíticos (Fig. 6A y 6B):

-         Granos estromatolíticos. Son angulosos, con formas tabulares de tamaños medios de 1 x 3 mm., y máximos de 1 x 2 cm. Su litología es idéntica a la del estromatolito de morfología planar que se sitúa en el techo del tramo inferior antes descrito, y sólo están alterados en sus bordes, con el desarrollo de una envuelta glauconítica muy superficial.

-         Granos micríticos. Sus contornos son redondeados, y el diámetro medio es de 1 mm. Texturalmente se trata de wackestone con foraminíferos planctónicos. Suelen estar más o menos glauconitizados en sus bordes.

-         Granos glauconíticos. La glauconita se ha reconocido al microscopio formando granos, o bien como alteración superficial de clastos de distinta litología, en general micrítica, caso en que la glauconitización afecta a un elevado porcentaje del grano, o estromatolítica, con una glauconitización muy superficial (Figs. 6A y 6B). Su diámetro oscila desde el tamaño arena a tamaño limo. Se han observado abundantes inclusiones de naturaleza silícea o ferruginosa, especialmente en los de mayor tamaño.

Ø      Tramo superior

Su espesor es de unos 10 cm. Se trata de una micrita con foraminíferos planctónicos y calcisferúlidos, algo brechificada en la parte basal, con un moderado contenido en óxidos de hierro (Figs. 6C y 6D). Los óxidos de Fe aparecen preferentemente en la parte inferior del tramo, rellenando grietas o como impregnaciones.


4.3. Edad

En la figura 2 se representan los intervalos de tiempo geológico que indican las asociaciones de foraminíferos planctónicos o calpionellas encontradas a distintas alturas estratigráficas en el nivel condensado y en las formaciones Infra y suprayacentes.

En la parte más alta de la Fm. Ammonítico Rosso Superior infrayacente se ha datado el Valanginiense inferior con la asociación de calpionellas formada por Calpionellites dardei, Tintinopsella longa y Calpionellites sp., que caracterizan la zona E de Remane (1978), del Valanginiense inferior.

En el tramo inferior, unos 2 cm. Por encima de su muro, se ha encontrado Hedbergella trocoidea, Ticinella bejauaensis y Ticinella roberti; esta asociación podría asignarse a una edad Aptiense superior o Albiense inferior. En la parte alta de este mismo tramo inferior se ha hallado Planomalina buxtorfi, que data el Albiense superior. En la parte terminal del tramo e incluso afectadas por el contacto erosivo base del lecho brechoide intermedio, se han encontrado algunas secciones de Rotalípora montsalvensis que se distribuye desde la parte superior del Cenomaniense inferior hasta la parte inferior del Cenomaniense superior (por simplificación del texto, nos referiremos a ese intervalo como Cenomaniense medio). Este mismo foraminífero se ha encontrado justo en el muro del tramo superior. De todo esto se deduce que la edad del tramo inferior sería Aptiense superior o Albiense inferior a Cenomaniense medio, sin descartar que en los centímetros inferiores esté representado parte al menos del resto del Aptiense. Asimismo la edad del lecho brechoide intermedio sería Cenomaniense medio, intervalo en el que también comenzaría el depósito del tramo superior.

En el tramo superior, además de la datación realizada en el muro comentada en el párrafo anterior, se han datado otras dos muestras. De ellas, la primera situada unos 1,5 cm., aproximadamente, sobre el muro presente formas asignables a los géneros Globotruncana y Marginotruncana; la ausencia de secciones de otros taxones característicos hace que se asigne esta muestra a una edad Turoniense superior – Coniaciense inferior. La segunda, extraída en la parte más alta del tramo ha suministrado secciones de Dicarinella concavata, de edad Coniaciense superior – Santoniense inferior. Por tanto, se puede asignar al tramo superior una edad comprendida entre el Cenomaniense medio y el Santoniense inferior. Por último, la base de la Fm. Capas Rojas suprayacente contiene Dicarinella asymmetrica, que puede ser asignada al Santoniense aunque sin más precisiones.


4.4. Discontinuidades estratigráficas

En relación con el nivel condensado estudiado se pueden diferenciar las siguientes discontinuidades (1, 2 y 3 en fig. 2):

 
  1. Intravalaginiense: constituida por una superficie irregular, karstificada y con diques neptúnicos, rellenos por distintos tipos de materiales, en general micríticos, que representa el techo de la Fm. Ammonítico Rosso Superior, en cuya parte más alta se ha datado el Valaginiense inferior mediante calpionellas (ver apartado anterior). Esta discontinuidad ha sido puesta de manifiesto en las áreas someras marginales de la cuenca (Zona Prebética), así como en umbrales pelágicos del interior de la misma (Penibético) (García – Hernández et al., 1982; Vera, 1988). La sedimentación que se superpone a ella en el área estudiada, constituye ya el nivel condensado, y la primera datación obtenida en el mismo corresponde a una asociación que data el Aptiense superior ó Albiense inferior, sin que se haya descartado (ver apartado 4.3) que parte al menos del resto del Aptiense pueda estar representado. Por ello, el inicio de la sedimentación del nivel condensado estudiado es probable que ocurriera en relación con los momentos posteriores a la discontinuidad intraaptiense detectada en amplios sectores de las Zonas Externas béticas (García – Hernández et al., 1982; Vera 1988; Martín – Algarra et al., en prensa) y que aquí se encontraría superpuesta a la discontinuidad intravalanginiense.
  2. Cenomaniense medio: corresponde al lecho brechoide intermedio del nivel condensado descrito. Representa un nivel de removilización que da paso a un cambio en el tipo de sedimentación, coincidiendo con los instantes posteriores a la gran transgresión del Cenomaniense (García – Hernández et al., Vera, 1988; Martín – Algarra et al., en prensa).
  3. Santoniense basal: coincide con la superficie superior del nivel condensado estudiado y da paso, en este ejemplo, a la homogeneización de la sedimentación en el área estudiada con el depósito de la Fm. Capas Rojas de forma generalizada. En algunos sectores de la Sierra de Estepa donde no existe nivel condensado, la Fm. Capas Rojas se llega a disponer directamente encima de la Fm. Ammonítico Rosso Superior.

Todas estas discontinuidades no han podido ser detectadas en el Cretácico del norte de la S.ª de Estepa con sedimentación más potente y continua. Su posible existencia estaría marcada por rasgos mucho menos patentes que los anteriormente citados, lo que haría necesario un mayor control bioestratigráfico del que se dispone hasta la fecha y una inspección detallada de aquellos intervalos cronoestratigráficos donde se supone deban estar reflejadas.


5. Discusión e interpretación

5.1. De los distintos tipos de facies y componentes

Estromatolitos pelágicos. Según diversos autores (Krajewski, 1983; Vera y Martín-Algarra, en prensa), los estromatolitos pelágicos han sido construidos básicamente por la actividad de microorganismo (filamentos) y, en menor grado, de foraminíferos encostrantes. Los filamentos tienen un origen microbiano. Son bacterias cuya actividad vital genera precipitación de fosfatos en el fondo del mar, donde viven. Además de esta función, los filamentos, cuando se disponen perpendicularmente a la superficie en que se asientan, atrapan sedimento pelágico que pasa a formar parte del estromatolito. Los foraminíferos encostrantes, que no aparecen siempre como ya se ha visto, contribuyen a la consolidación de la estructura, confiriéndole una resistencia frente a la acción de corrientes y la bioturbación.

La tasa de crecimiento de estas construcciones es muy baja, apuntando Vera y Martín-Algarra (en prensa), una media de décimas de mm. cada 1000 años. Se trata de un promedio, pues el crecimientos de este sedimento biogénico es un proceso discontinuo, en el que pueden tomar parte incluso fenómenos de tipo erosivo. En el ejemplo que aquí se plantea, el rango de tasa de sedimentación calculado es del mismo orden. De esto se desprende que una tasa de sedimentación nula o muy baja es probablemente condición necesaria para que se puedan desarrollar estas estructuras.

La morfología a escala mesoscópica parece condicionada por la tasa de sedimentación; la gradación de formas establecida desde las planares, pasando por las microestromatolíticas hasta llegar a las arborescentes supone el desarrollo de formas cada vez más lazas hacia el exterior del estromatolito, embebidas en sedimento micrítico. Esto podría estar relacionado con un aumento progresivo de la tasa de sedimentación en esa parte de la cuenca. Los macrooncoides con una estructura esférica simétrica indicarían movimientos de la estructura durante su crecimiento, de modo que el giro de la misma permitiese el crecimiento de la envuelta en todas las direcciones. Estos movimientos debieron estar muy espaciados en el tiempo, ya que las distintas fases del crecimiento reconocidas en los macrooncoides tienen espesores del orden de 2 a 5 mm. (Fig. 2B). La detención del crecimiento estaría ligada al enterramiento de los mismos al aumentar la tasa de sedimentación. El valor de este parámetro estaría posiblemente condicionado por la energía del medio, de modo que cuando ésta era elevada los sedimentos finos eran barridos del fondo sin llegar a ser depositados. La energía sería debida a la actuación de corrientes submarinas.

Glauconita. La glauconitización es un proceso de alteración que actúa de manera centrípeta, progresando a través de los poros del sustrato que modifica. Así, en los clastos micríticos la glauconitización estuvo condicionada por su tamaño y grado de mitificación, afectando en mayor grado a los clastos más pequeños o menos litificados. La glauconita resultante, poco evolucionada, indicaría una exposición en el fondo marino de muy larga duración (103 a 104 años, según los criterios propuestos por Odin y Matter, 1981). La actuación de corrientes y una cierta remoción han sido invocadas por Odin y Matter (1981), para explicar el redondeamiento de estos granos, aunque no son factores determinantes en su formación.

Cementos pendulares. Los cementos de morfología pendular, gravitacionales según la denominación de Marfil y de la Peña (1989), situados en el lecho intermedio, principalmente a su techo, indican un ambiente vadoso (ver, p.ej. Tucker y Wright, 1990). Su presencia en el seno de materiales marinos pelágicos les confiere un gran interés, ya que indican una fase de emersión de los mismos que habría ocurrido en el Cenomaniense medio.

Wackestone de foraminíferos. Este tipo de sedimento, propio de ambientes pelágicos, se depositaría en períodos de menos efecto de barrido del fondo por las corrientes. Representarían la sedimentación “normal” del umbral pelágico, con el máximo valor de la tasa de sedimentación reconocida en el nivel condensado.


5.2. Del medio sedimentario

Tras la interrupción de la sedimentación ligada a la discontinuidad del Valanginiense, la sedimentación no se reanudó en este sector, probablemente, hasta el Aptiense. Los fósiles más antiguos reconocidos datan el Aptiense superior o Albiense inferior. El depósito del primer tramo descrito, con abundantes estromatolitos pelágicos, tuvo lugar en un fondo marino afectado por corrientes submarinas. El crecimiento de los estromatolitos pelágicos terminaba cuando el depósito de sedimento micrítico detenía su crecimiento por enterramiento. Este aumento de la tasa de sedimentación debió estar relacionado con la disminución de la energía de las corrientes.

La actuación de corrientes es un factor básico en la génesis de los estromatolitos pelágicos, debido a su acción de barrido sobre el fondo, que en último término contribuye a disminuir la tasa de sedimentación (Föllmi, 1989). Según Delamette (1988), durante el Aptiense-Cenomaniense existió un sistema de corrientes en el Tethys, que circulaba en su margen septentrional en sentido oeste. Aunque diversos autores consideran un estancamiento general de las aguas del océano cretácico debido al aumento de la temperatura global, Pedersen y Calvert (1990) estiman que el sistema de corrientes para esta edad generaba una circulación de aguas de gran intensidad, lo que coincide con las observaciones de Delamette (1988) y Föllmi (1989). Estas corrientes se verían potenciadas a su paso por altos topográficos submarinos, tales como el área que aquí se estudia.

De este modo, durante el depósito del primer tramo (Aptiense superior-Albiense inferior a Albiense superior), predominaría la actividad biológica de las bacterias, en unas condiciones de barrido del fondo por las corrientes, dando los valores mínimos de la tasa de sedimentación. El crecimiento de los estromatolitos se alternaría con períodos de depósito de sedimento micrítico.

Durante el Cenomaniense medio, un evento de alta energía produciría remoción de los sedimentos menos consolidados, así como erosión de los elementos ya litificados. Durante un período de exposición en el fondo marino con unas condiciones ligeramente más oxigenadas (Odin y Letolle, 1980), se produciría la glauconitización de estos intraclastos. Este proceso de glauconitización prosperó más en los granos menos litificados y más pequeños, inicialmente micríticos; sin embargo, sólo pudo alterar de una manera superficial los granos más consolidados. Después de un período de exposición en el fondo marino, remoción y glauconitización, estos materiales quedaron emergidos, y se generaron los cementos pendulares en un ambiente vadoso.

El ligero aumento en la tasa de sedimentación durante el depósito del tramo superior, indicaría un ambiente de menos energía. Esta tendencia se explicaría por una profundización progresiva de la cuenca, que sería el preludio de la entrada de la sedimentación margosa a partir del Santoniense. Esta detención del crecimiento de estromatolitos en el Cenomaniense y una subsiguiente profundización de la cuenca también ha sido deducida en otros sectores de la cuenca Subbética, aunque de una manera más rápida (Martín-Algarra y Vera, en prensa).


5.3. Marco paleogeográfico


 El área de alto fondo o umbral pelágico donde se depositó el nivel condensado (Sierra de Estepa), constituía una irregularidad topográfica, aislada en el conjunto de la cuenca a partir del Valanginiense inferior, como ya interpretara Castro (1990). Esta área estaría rodeada por fondos marinos más profundos y subsidentes donde se acumularon potentes espesores de sedimentos a lo largo de todo el Cretácico (Fig. 7). Una de estas áreas más profundas se ubicaba al norte de la Sierra de Estepa, y de la localidad del mismo nombre. La presencia de bloques de calizas oolíticas con corales de la Fm. Camarena (Jurásico medio) en el seno de la Fm. Carretero que aflora en el área citada (Figs. 1 y 7), nos permite concluir una relación paleogeográfica entre el ámbito de depósito de esta serie y áreas tipo Sierra de Estepa. La ausencia de afloramientos en los que se observe la continuidad entre los términos jurásicos que afloran en la Sierra de Estepa y los cretácicos del área septentrional puede ser debido, al menos en parte, a que ya existieran durante el Cretácico relaciones tectónicas a favor de fallas, entre las áreas elevadas y las más deprimidas y subsidentes. Los escarpes de estas fallas, en los que aflorarían calizas oolíticas con corales de la Fm. Camarena, serían el área fuente de los bloques que encontramos intercalados en la Fm. Carretero del área septentrional de Estepa (Fig. 7).

La existencia de una importante fase de fracturación al final de Bathoniense medio, edad de la finalización del depósito de las calizas oolíticas de la Fm. Camarena, ha sido ampliamente documentada en los estudios llevados a cabo tanto en la Sierra de Estepa como en áreas próximas (Vera et al., 1984, 1988; Molina, 1987; Castro, 1990; Molina y Ruiz-Ortiz, 1990; Ruiz-Ortiz et al., 1990). Esta fase de fracturación fue probablemente responsable de una primera estructuración de esta parte de la cuenca en bloques más o menos subsidentes. Posteriormente, durante el Cretácico, la tectónica debió jugar asimismo un papel importante en la acentuación de la subsidencia diferencial entre áreas próximas. Vera et al., (1984) y Molina (1987) describen en el Subbético Externo de la Sierra de Cabra una fase de emersión durante el Cretácico, con karstificación y formación de diques que posteriormente serán rellenados por una sedimentación rica en globotruncanas. Fenómenos similares han sido descritos por González Donoso et al., (1983) en el Penibético y por Martín-Algarra et al. (1983) en la Almola, donde puede faltar gran parte del Cretácico Inferior.


5.4. Interpretación secuencial en el contexto de la cuenca

Todas las secuencias deposicionales cretácicas, que formalmente podrían definirse en el ámbito de las Zonas Externas de las Cordilleras Béticas entre el Valanginiense inferior y el Santoniense basal, tienen por tanto, como única representación en la Sierra de Estepa, un nivel condensado de 25 cm. de espesor. Se ha elegido el nombre de nivel condensado y no el de sección condensada, únicamente por la apariencia del mismo y por su reducida potencia. Por otra parte, el término sección (o secuencia) condensada tiene una significación muy concreta en Estratigrafía Secuencial, en cuanto que denomina una de las partes en que puede subdividirse una secuencia deposicional (Van Wagoner et al., 1988). En el ejemplo estudiado, por el contrario, todas las secuencias deposicionales cretácicas representadas, lo están únicamente a través de los que podría ser considerado su sección condensada correspondiente.

En efecto, Vera (1989) plantea la correlación entre los niveles de sedimentación condensada que se asocian a las discontinuidades en los umbrales pelágicos, y la sección o secuencia condensada que coetáneamente se desarrollaría en el margen de la cuenca. Los niveles condensados representarían el inicio de la inundación o de la subida del nivel del mar en los umbrales pelágicos tras la caída del nivel el mar que habría generado la discontinuidad asociada. Posteriormente, durante el estadío de alto nivel del mar, se desarrollaría el resto de la secuencia deposicional con sedimentación normalmente de carácter pelágico.

En el ejemplo estudiado, el régimen oceanográfico imperante en el umbral pelágico constituido por la Sierra de Estepa durante el intervalo Valaginiense inferior-Santoniense basal, sólo permitió el desarrollo en ciertas partes del umbral de un nivel condensado complejo (Fig. 7). En el desarrollo del mismo, probablemente sólo influyeron y quedaron por tanto registradas, las oscilaciones del nivel del mar de mayor amplitud, de cuantas afectaron al conjunto de la cuenca en el intervalo citado. La etapa transgresiva posterior a la discontinuidad intraaptiense, determinó el comienzo de la formación de nivel condensado; la amplia transgresión del Cenomaniense quedó registrada en los sedimentos micríticos que fosilizaron el nivel de removilización con evidencias de emersión del Cenomaniense medio, y la transgresión posterior a la discontinuidad del Santoniense basal puso fin a la sedimentación condensada en la zona. Otros episodios de oscilación del nivel del mar, registrados en amplias áreas del resto de la cuenca de las Zonas Externas, en el intervalo citado (Valanginiense inferior-Santoniense basal), como son las discontinuidades intrahauteriviense e intraalbiense (Vera, 1988; Martín-Algarra et al., en prep.) no quedaron marcados en este umbral pelágico. Ello nos hace postular la consideración de estos últimos episodios de oscilación del nivel del mar como de importancia subordinada (al menos en el área estudiada), en cuanto a amplitud respecto a los anteriormente descritos y que sí quedaron registrados en este umbral pelágico.



6. Conclusiones

La sedimentación cretácica en la Sierra de Estepa durante el período comprendido entre el Aptiense superior-Albiense inferior y el Coniaciense superior-Santoniense basal ha sido identificada como de tipo pelágico condensado (sensu Vera, 1989). La tasa de sedimentación estimada es del orden de décimas de mm. cada mil años. La litología de los materiales depositados es propia de secciones condensadas pelágicas: estromatolitos y micritas pelágicas.

El depósito del nivel condensado tuvo lugar en dos etapas bien diferenciadas. La primera, comprendida entre el Aptiense superior ó Albiense inferior y el Albiense superior-Cenomaniense, estuvo dominada por el crecimiento de estromatolitos pelágicos. La segunda, que abarca del Cenomaniense medio al Santoniense basal, supuso el depósito de micritas pelágicas, con una tasa de sedimentación ligeramente mayor que en la etapa anterior. Entre ambas etapas tuvo lugar una fase de erosión, exposición submarina, glauconitización y emersión, que ocurrió en el Cenomaniense medio.

El crecimiento de los estromatolitos estuvo determinado por dos factores:

1)      La actividad biológica de cierto tipo de bacterias.
2)      La práctica ausencia de sedimentación, que permitió que estas estructuras se desarrollasen, ya que debido a su escasa tasa de crecimiento, cualquier aporte de sedimento las enterraría. Consideramos que la acción de corrientes submarinas jugó un papel importante en esta ausencia de depósito.

Paleogeográficamente, el sector estudiado se mantuvo como un umbral pelágico limitado por áreas más profundas que recibían una sedimentación de tipo margoso. Fue, pues, una irregularidad topográfica en el fondo del margen sudibérico durante el Cretácico. En ella sólo quedaron registradas las oscilaciones del nivel del mar de mayor amplitud de cuentas afectaron al conjunto de la cuenca durante el intervalo Valanginiense inferior-Santoniense basal, como probable consecuencia de la paleogeografía y del régimen oceanográfico existente. De este modo las secuencias deposicionales que podrían distinguirse están únicamente constituidas por la sección condensada, y siempre de potencia muy reducida.



Agradecimientos

Agradecemos a D. Roque Aguado Merlo el estudio de la microfauna de foraminíferos planctónicos; al Dr. A. Molina-Díaz la realización de los análisis químicos; al Dr. A. López-Galindo la asistencia prestada en los análisis por difracción de rayos-X y al personal de los Servicios Técnicos de la Universidad de Granada, su amabilidad y paciencia. El Dr. J.A. Vera realizó una revisión crítica del manuscrito; sus sugerencias y comentarios han mejorado sensiblemente el mismo. Este trabajo ha contado para su financiación de la CICYT a través del proyecto PB87-0971, y de la Junta de Andalucía a través del Grupo de Investigación “Discontinuidades Estratigráficas”, organismos a los que se les muestra nuestro reconocimiento.